sábado, 17 de marzo de 2018

Hamadán - Kermanshah, de una de las ciudades más antiguas a los maravillosos bajorrelieves

(30 de octubre)

Kiyomars es un joven trabajador del Hotel Safir en Hamadán. Con la excusa de pedirnos una moneda española para su colección, se hace selfies con nosotros y nos lleva en taxi compartido a su Bar, el Art Café, donde tomamos unos cafés y conversamos, con él y con el copropietario. Es armenio y nos cuenta que ha sido arrestado por su perfil en couchsurfing. Su café, decorado con pinturas italianas, podría ser un café de cualquier ciudad europea. 

Kiyomars en el Art Café

Desde allí visitamos la ciudad, ya solos, con un espectacular trazado radial según proyecto de 1929 del arquitecto alemán Karl Fritsch. El Memorial de Avicena por fuera (que tiene aspecto de cohete espacial); Las ruinas de Ecbatana, capital del imperio medo y una de las ciudades más antiguas que tiene sus orígenes 2.000 años antes de Cristo.

Memorial de Avicena

Ruinas de Ecbatana

Reza, joven guía local, es el couch con quien habíamos contactado en Hamadán. Es amable y nos acompaña el resto del día. Con él visitamos la sinagoga donde está la Tumba de Esther y Mordecai, cuyo gerente os preguntará si podéis regalale un bolígrafo para su colección privada, pero lamentablemente el que llevamos nosotros es iraní y no le interesa, comemos en un restaurante alejado de las rutas turísticas (un plato local a base de carne picada horneada y pan acabado de hacer) y nos acompaña al Hotel  por las maletas, y a una parada de autobuses a las afueras (que nosotros habríamos tardado en encontrar) para salir hacia Kermanshah. 

Con Reza, nuestro couch guía de Hamadán

Tumba de Esther y Mordecai

Ya en Kermanshah, Amir es un joven estudiante de ingeniería que será uno de los mejores amigos que conoceremos en este viaje. Simpático hasta el extremo, atento, estudioso de lenguas europeas, ansioso por salir de su país... Viene a esperarnos a la estación de autobuses ¡con su madre! (¡en el contacto de couchsurfing había dicho que no alojaba porque su madre no quería alojar extranjeros!). Nos busca alojamiento y, tras varios intentos, nos quedamos en el Hotel Azadegan que está en obras en la recepción pero que es cómodo y con WIFI (¡pero no es ilimitada, dura solo dos horas!).









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